El 12 de junio de 1929 nacía Annelies Marie Frank, una niña cuya voz fue callada por el nazismo en un campo de exterminio, pero sus ideas y sensaciones escritas ya forman parte de la literatura universal.
Hoy, 12 de junio, Annelies -o Ana- podría cumplir 90 años y ser testigo viviente de dos siglos y de un horror que decidió terminar con su vida siendo una adolescente. Ese horror tiene nombre y apellido: nazismo y odio.
Quería ser escritora, así lo planteó en su diario el 11 de mayo de 1944: «Después de la guerra quiero publicar un libro con el título La casa de atrás«; su deseo se cumplió, pero de la forma más atroz. Dos meses más tarde ella y su familia serían vendidos por unas monedas -aunque algunos sostienen que el descubrimiento del escondite fue casual por parte de la Gestapo que investigaba trabajadores ilegales en Holanda- y llevados a distintos campos de concentración.
Ana, después de estar detenida en Amsterdam, viajar en un tren abarrotado con miles de prisiones y pasar por Aushwitz, murió en el campo de concentración de Bergen Belsen en febrero de 1945 sin poder ver el final de la guerra y creyendo que su padre había sido enviado a la cámara de gas. Ana murió de tifus, agotamiento, desnutrición y al quitarle su humanidad.
Otto, padre de Ana, fue el único sobreviviente de las personas que se ocultaban en el refugio del ático y logró recuperar las palabras de la joven, gracias a Miep Gies y Bep Voskuijil, quienes los habían ayudado a esconderse en Amsterdam. Fueron ellas quienes guardaron el diario de Ana ante los nazis.
Siguiendo los deseos de su hija, Otto logró que el libro fuera publicado por primera vez en 1947-en una tirada de 3 mil ejemplares- bajo el título La casa de atrás– Het Achterhuis-; el nombre del escondite que no pudo salvarle la vida a Ana, pero que desde ese entonces la convirtió en escritora ante toda la humanidad.
Fuente: Infobae