Llega el primer auto eléctrico argentino

Un auto con motor eléctrico, fabricado en la Argentina. No, no se trata de una fantasía. Es la concreción de la epifanía que se le presentó a un empresario local en 2010, cuando dio comienzo al proyecto “sólo con un papel y una lapicera” en la que dibujó los primeros trazos de un sueño: elSero Electric, el primer vehículo enchufable desarrollado en el país, que ya está listo para ser presentado en sociedad esta semana.

“Llevamos kilómetros y kilómetros empujando una rueda cuadrada, porque el país no ayuda para nada. Pero aquí estamos, cansados pero satisfechos porque aquello que se presentó como una posibilidad muy lejana está al alcance de la mano, después de haber superado un camino lleno de pozos, complicadísimo”.

Quien habla es Pablo Naya. Y su permanente referencia casi metafórica relacionada con la movilidad no es casual, ya que es un empresario vinculado hace más de tres décadas con la industria. Y desde ese lugar decidió emprender el proyecto del Sero Electric, pese a que su familia le decía que estaba “loco”.

Por el momento, y dada la distancia de desarrollo existente entre el primer mundo de la industria con lo que se puede realizar en la Argentina, el Sero Electric se sitúa dentro de lo posible: dentro del segmento A, o citycar, que fue homologado recién el año pasado en la categoría L6, para “Vehículos con Circulación Restringida”, ya que sólo podrá hacerlo en calles y avenidas pero no en rutas y autopistas. Así lo marcará la patente impresa en color verde, que se diferencia de las letras y números azules de las convencionales.

Nace en tres carrocerías, sedán, camioneta alta y camioneta baja, con capacidad para transportar sólo dos pasajeros, y en todos los casos portará el mismo motor de 5,6 caballos de potencia y una velocidad máxima estimada en los 45 kilómetros por hora.

La batería, el diferencial para el mercado

Sale al mercado con dos precios, que se diferencian no por las carrocerías sino por el material de la batería, el alma del auto: es de 9.900 dólares para las de plomo, que tienen menos autonomía y vida útil, y de 14.600 dólares para las de litio, las que se utilizan en casi todo el mundo por los líderes de la industria al desarrollar vehículos eléctricos.

Más allá de la dolarización de los precios, en Sero se encargan de destacar que estos vehículos “tienen un 80 por ciento de componentes de fabricación nacional”, entre las autopartes que se desarrollan dentro de la misma planta como las que son compradas a proveedores externos. Es por ello que se ufanan de marcar la tendencia en Sudamérica, pese a que no llegaron a ser los primeros en presentar sus modelos, sino los segundos. El bautismo se dio pocos días atrás, en Bolivia, donde ya fue exhibido el Quantum, que a diferencia del Sero tiene un 60 por ciento de sus partes importadas.

La estructura del Sero está compuesta “por aleaciones de aluminio de alta resistencia”, mientras que los puentes de suspensión trasero y delantero “están conformados en acero tubular para resistir impactos diversos”. Su dirección es mecánica, a la vieja usanza, y como elementos de seguridad exigidos por norma tienen luces, apoyacabezas en los asientos, espejos retrovisores y sólo cinturones de tres puntos. Es por ello también que su circulación está muy restringida.

Mide tan sólo 2,35 metros de largo, 1,32 de ancho y 1,56 de alto. El peso, con las baterías incorporadas (son cuatro y se sitúan detrás de los asientos) llega a 450 kilos, y sus llantas son de aluminio y pequeñas, del rodado 145-70-13.

La autonomía con la batería de plomo es de un máximo de 50 kilómetros, mientras que se duplica con la de litio. La carga se realiza en un toma corriente convencional y demora entre cinco y seis horas completarla. Así, Naya se anima a estimar en que se puede recorrer “unos 100 kilómetros con 40 pesos”. Eso, más que no se paga patente por la categoría del vehículo, lo hace “fácilmente amortizable”, porque “tampoco requiere mantenimiento ni un fuerte desgaste en sus piezas, como sí sucede en un motor de combustión”.

Fuente: Infobae.