Quilmes incursiona en el negocio del vino

Entre octubre y diciembre del año pasado, la cervecería Quilmes puso en marcha un plan piloto para sondear un mercado que todavía no había explorado: el vino. Con esa intención, lanzó primero una botellita de 1/3 bajo la etiqueta Root, y luego concretó la audacia de ofrecer un vino en lata. A este último lo bautizó “Blasfemia”, a sabiendas que el envase iba a generar polémica entre los consumidores de esta tradicional bebida.

La prueba piloto (limitada a 600 comercios de la Ciudad de Buenos Aires) tuvo la repercusión que sus ideólogos esperaban. Y eso activó el siguiente paso, que fue concretado este lunes: Quilmes compró la bodega Dante Robino para entrar de lleno a la industria vitivinícola.

El presidente de Cervecería y Maltería Quilmes, Martín Ticinesi, aclaró “Con esta operación reafirmamos nuestro perfil de grupo de bebidas, aunque la cerveza sigue siendo nuestro principal producto”.

El portafolio tradicional de Quilmes se fue ampliando con el paso de los años. Sumó aguas minerales, jugos, isotónicos y gaseosas. Toda la línea de Pepsi está entre su oferta de productos y, ahora, con la compra de Dante Robino suma un jugador de peso en el sector de vinos y de espumantes.

De todos modos, el empresario admite que ninguna bebida pasó indemne la crisis económica de los últimos dos años. Sobre todo las alcohólicas que no son de consumo básico: “El año pasado la categoría cervezas perdió 7 puntos de volumen”, detalló Ticinesi.

En el segmento de vinos el consumo per cápita está en los niveles más bajos de la serie histórica, tras tocar el mínimo de 19 litros en 2018. En 2013 la cifra era de casi 26 litros por cabeza. De todos modos, Ticinesi destacó que, pese a este contexto, el mercado del vino registró una “premiumrización”, es decir, que dentro de la caída general hubo un crecimiento de ventas de las etiquetas de precio mediano y alto, contra el retroceso del vino de mesa y el tetrabrik.

Fuente: Ámbito