Volver al Futuro: el clásico de la ciencia ficción cumple 35 años

En 1985 Marty McFly se subió por primera vez a un DeLorean devenido en máquina del tiempo y cambió la historia para siempre. Volver al Futuro (Back to the Future) se convirtió en la película más taquillera de ese año para Universal y disparó una franquicia que contó con dos secuelas en el cine aclamadas por los fans de todo el mundo, una serie animada de televisión, atracciones en parques temáticos, incontable merchandising oficial, comics con los personajes, videojuegos y hasta su propia línea de ropa.

La película fue incluída en la Biblioteca del Congreso y en el Registro Nacional del Cine de Estados Unidos por su valor cultural y su relevancia histórica, entrando en una selecta lista de títulos inmortales. El éxito de la primera parte fue tal, que las dos secuelas se filmaron en paralelo, algo sin precedentes para un estudio en aquella época. Todo gracias a la brillante idea original del guionista Bob Gale, que viendo el anuario de sus padres en el sótano de su vieja casa, se preguntó si hubieran sido amigos de haber ido juntos a la misma escuela.

El director Robert Zemeckis planteaba con una sonrisa pícara, el mismo año de su estreno, esta pregunta que sirvió como una de las ideas disparadoras para la película. Cuando su amigo de la universidad y frecuente colaborador creativo Bob Gale le contó de su idea, a Zemeckis se le ocurrió fusionarlo con un concepto propio sobre lo poco que conocía del pasado de su madre. La premisa original siempre giró en torno a la posibilidad de volver en el tiempo y ver si realmente los padres del protagonista eran como él se los imaginaba, solo para descubrir que su juventud había sido completamente distinta a lo que creía.

Convencidos de que el proyecto tenía potencial, ambos lo presentaron ante Columbia Pictures y en 1980 comenzaron a trabajar en el guion. Pero por ese entonces, las películas para adolescentes que funcionaban en taquilla era producciones más “picantes” como Porky’s (1981) y Picardías Estudiantiles (Fast Times at Richmond’s High, 1982), por lo cual el estudio puso el proyecto en pausa. Eventualmente le sugirieron a los creadores presentar la idea en Disney, a lo que en un principio se negaron. Pero después de tocar muchas puertas de diferentes estudios, finalmente terminaron en la factoría del ratoncito. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por Disney por considerar que tenía temas inapropiados, como el incesto.

Demasiado controversial para algunos y demasiado inocente para otros, el proyecto quedó por un tiempo de lado y Robert Zemeckis se embarcó en la dirección de Tras la Esmeralda perdida (Romancing the Stone, 1984), con la producción de Steven Spielberg. Gracias al éxito en taquilla de esta película de aventuras, se animaron a volver a presentar el proyecto en Universal Pictures y esta vez el estudio lo aprobó. Spielberg se convirtió en el productor ejecutivo y “padrino” de la película, con su nombre acompañando las primeras campañas promocionales de Volver al Futuro, hasta que el título y el nombre de su director cobraron su propio peso en la industria.

Las palabras de Steven Spielberg parecen definir con extremada simpleza el secreto del éxito de una trilogía prácticamente perfecta. Pero el propio director confirma sus dichos, confesando que su saga tiene un poco de todos los géneros, desde la ciencia ficción hasta la comedia de aventuras, pasando por el coming of age y la producción de época. Estas influencias se combinan a la perfección con la ambientación de los dorados años cincuenta, que inspiraron en los creadores un sentimiento de nostalgia, basados en los relatos de sus padres y en sus propios conocimientos sobre la época.

Tanto Robert Zemeckis como Bob Gale definen a esa década como el nacimiento de la cultura pop gracias a la aparición del rock ‘n’ roll, así como la influencia de los cambios tecnológicos y económicos en la sociedad, que ya comenzaban a sentirse. Fascinados por los contrastes entre los cincuenta y los ochenta, consideran aquella época como un punto de inflección en el terreno de la ficción, ya que según ellos fue la primera vez en que los adolescentes pasaron al frente de las historias, para no correrse nunca más del protagónico. Así fue como un Michael J. Fox de 24 años terminó encarnando al arquetipo del eterno adolescente.

A pesar de que Fox fue siempre la primera opción para el papel, casi no llega a protagonizar Volver al Futuro por problemas de agenda. Para la misma época se encontraba trabajando en la popular serie Lazos de Familia (Family Ties) y los tiempos no le permitían grabar ambas producciones a la vez. La filmación de la película empezó con otro actor en el rol protagónico de Marty McFly, el infame Eric Stoltz. Pero la incompatibilidad del carácter de Stoltz con el resto del equipo resultó en su despido, a pesar de que ya llevaban más de un mes de rodaje. Afortunadamente, pudieron coordinar calendarios con Michael J. Fox, que repartió sus días entre el set televisivo y la película.

El resto es historia. Desde el estreno de Volver al Futuro, cada aniversario se festeja en todo el mundo como un acontecimiento cultural. La nostalgia de la época, el amor al detalle en el guion y en la producción, y la buena onda del elenco, solo contribuyen a hacer de esta trilogía un fenómeno que suma más adeptos cada año. Michael J. Fox, Christopher Lloyd (el genial Doc Brown) y Lea Thompson (mamá Lorraine) iban a reunirse con motivo del 35 aniversario para celebrar el lanzamiento de la edición en 4k, pero la pandemia les frustró los planes. Sin embargo, se juntaron virtualmente en un especial muy emotivo que dejó a los fans con una sonrisa de oreja a oreja y algunas lágrimas en los ojos.

 

Fuente: Filo News