Sobre la expedición a Península Mitre

Por Fabiana Morúa. “Viajar a la Península Mitre es como entrar en una cápsula del tiempo” así comenzó @laggercristian el relato de Dani Campanella sobre la expedición “La Delgada Línea Azul”.

Por ello, desde Tiempo Fueguino, conversamos con Ángeles de la Peña que es parte de Sin Azul No Hay Verde: “Se llevó a cabo a la costa sur de Península Mitre, se trató, por un lado, de la primera expedición desarrollada enteramente por científicos e investigadores argentinos para relevar los bosques de macroalgas del área, incluso en bahías y lugares donde nunca antes se había buceado. Por otro, fue conformada por un equipo de científicos para estudiar el huillín, fundamental para comprender su estado de conservación, no solo en Península Mitre, sino en toda la provincia”; detalló.

De la Peña comentó que “el nombre de la expedición hace referencia a la idea de que existe un límite natural entre el aire, la tierra y el agua, cuando realmente no es así. Hay una constante relación de absoluta reciprocidad entre todos los ecosistemas. El huillín busca su alimento entre los bosques de macroalgas y habita las costas, las algas gigantes protegen las costas, almacenan CO2 y liberan oxígeno. Hay un intercambio constante, el horizonte solo lo vemos nosotros”.

Tiempo Fueguino: ¿Cuál es/fue el principal objetivo?

Á. De la Peña: “El objetivo primordial es el de poder, a través de la ciencia, promover el conocimiento de los ecosistemas marinos, su biodiversidad y los servicios que brindan. El saber es fundamental para que se puedan tomar decisiones basadas en información concreta, más en un contexto en el que el futuro del planeta está en riesgo”.

“Queda mucho por conocer, en especial del mar y sus ecosistemas, pese a esto ya estamos viviendo las consecuencias de los impactos humanos. Península Mitre es trascendental a nivel regional, nacional y mundial por sus valores ecosistémicos, es necesario seguir generando información que ayude a su conocimiento y conservación”; agregó.

T.F: ¿Con qué se encontraron en dicha expedición? De ello, ¿se pudo o se hacen estadísticas?

Á. De la Peña: “Nos encontramos con que los bosques sumergidos se encuentran prístinos, en un estado de conservación sin igual. Hoy existen pocos ecosistemas de macroalgas bien conservados como este, es realmente importante porque son actores claves en la regulación del clima global por varias razones. Una es la capacidad de almacenar y retener carbono, con tasas de retención que podrían superar las tasas globales observadas en los bosques tropicales maduros”.

Indicó que, “a diferencia de los pocos bosques intactos que quedan en tierra que hoy son monitoreados constantemente, estos bosques sumergidos pasan desapercibidos para el mundo y se pierde un 2% anualmente. Con su desaparición perdemos potentes aspiradoras de CO2, un ecosistema que protege las costas de la erosión, del oleaje y del aumento del nivel del mar; los cuales contribuyen en la adaptación al cambio climático. Las selvas sumergidas son consideradas uno de los ecosistemas más productivos del mundo, poseen una alta biodiversidad y cumplen un papel fundamental como mitigador del cambio climático”.

Por otro lado, mencionó que “se encontraron registros de presencia del huillín en todas las bahías del sur de Península Mitre, incluso en áreas no descritas previamente por la ciencia. Se estima que quedan menos de 250 huillines en Argentina y que el 20%, es decir solamente 50, se encuentran en el sector Argentino de Tierra del Fuego, distribuidos en 3 subpoblaciones: Parque Nacional Tierra del Fuego; Reserva Provincial Isla De Los Estados y Península Mitre”.

“En los sitios con mayor actividad se colocaron cámaras trampa que permitirán registrar a los huillines para obtener más información, con el tiempo llegar a conclusiones más certeras sobre el estado de la especie. La particularidad de la población fueguina de huillines en Argentina es que, a diferencia de la población presente en el norte de la Patagonia, se caracteriza por estar presente en ambientes marinos, y se encuentra en peligro crítico de extinción”; reflexionó.

T.F: ¿Qué destacan del trabajo realizado en “La delgada línea azul”?

Á. De la Peña: “Sobre todo, el trabajo colaborativo y el esfuerzo de cada uno de los que participaron de la expedición, de los científicos como el de los capitanes de los barcos, tripulantes, guías y de la persona encargada de documentar las salidas. Cada uno contribuyó para que esto sea posible. No es fácil navegar estas aguas, mucho menos bucearlas”.

Destacó que, “al final del día, dar a conocer la urgencia con la que hace falta proteger este lugar es el esfuerzo y el trabajo de muchísimas personas. El lente de la ciencia es sumamente necesario”.

T.F: ¿Cuál es el mensaje para la población?

Á. De la Peña: “En un contexto de degradación general de los ambientes costeros y de la urgente necesidad de mitigar los impactos del cambio climático, las acciones que se desarrollen a escala local tendrán consecuencias a escala global”.

“Hay ciertos lugares, como Península Mitre que tienen un impacto global por su naturaleza única. En el 2019 fue declarada el punto de mayor captura de carbono de todo el país gracias a la amplia cobertura de turberas que posee. Esto significa que conlleva una enorme responsabilidad. Entonces, lo que suceda con este espacio nos afecta a todos”; sentenció.

Remarcó que “es importante que sepamos que no es posible la justicia social en un planeta muerto, estamos a tiempo de generar cambios y políticas públicas que tengan como objetivo un mejor mundo”.

T.F: Por otro lado, ¿qué balance puede hacer la organización del trabajo realizado este 2021? ¿Con qué causas trabajaron?

Á. De la Peña: “A fines de junio se sancionó la Ley que prohíbe la salmonicultura industrial en las aguas de la Provincia. El apoyo para la aprobación de este proyecto fue un hito en términos de participación por parte de la comunidad y de distintos sectores del Gobierno, pero también fue un punto de inflexión”.

Indicó que “la salmonicultura hubiese tenido un efecto devastador, no sólo para la naturaleza y el paisaje del Canal Beagle, también para la actividad del turismo que tan arraigada está y que ha demostrado ser sumamente necesaria desde el punto de vista económico para el desarrollo de la Provincia; genera empleo, impulsa la cultura y los valores locales y sus beneficios atraviesan a toda la sociedad”.

También explicó que “la discusión y el análisis que se hizo contrapuso distintos tipos de mirada: Una a corto plazo y descontextualizada de la identidad de la Provincia; la otra de proyección a largo plazo. Por eso también fue festejada en el resto del mundo”.

En la misma sintonía, “la creación del Área Natural Protegida Península Mitre podría ser muy similar, funcionaría como potenciador de la actividad ya existente, regularía el turismo que se lleva a cabo en la zona, articularía de manera integral con los 3 Municipios de la isla por las dimensiones del área y potenciaría la investigación y la educación”.

“En la segunda mitad del 2021, el balance es positivo, seguimos generando información y acercándola a la comunidad para impulsar estos proyectos, pero no podemos perder de vista que el objetivo es mucho mayor, cada decisión que tomamos construye el futuro de la Provincia, del país o del mundo en el que habitamos. O lo destruye”.

T.F: La pandemia nos ha mostrado que dañamos a nuestro planeta constantemente: Este año, ¿qué han podido observar?

Á. De la Peña: “A nivel mundial, el 2020 fue el año en que la masa de materiales artificiales, hechos por los humanos, excedió a la de todos los seres vivos del planeta. La masa combinada de todo el concreto, asfalto, metal, vidrio, plástico; superó el millón de toneladas métricas que supone la de las plantas, peces, bacterias, hongos, arqueas, protistas y virus”.

Sin embargo, “frente a un panorama económico incierto, recorremos un camino muy similar al previo a la pandemia, aunque parecía que este párate podía brindar la oportunidad de implementar nuevas propuestas con una visión de un proyecto económico, social y ambiental distinto. Sobre todo, en países como el nuestro, que, de no tomar medidas concretas, vamos a ser los más golpeados por las crisis que traerán los grandes cambios en el clima”; determinó.

Finalmente, es necesario mencionar que el viernes 24 se realizó una marcha en distintos puntos del país por la crisis climática, “las consecuencias que hoy se viven son el resultado de las decisiones tomadas en las décadas pasadas. Quizás la pregunta que tenemos que trabajar en responder es ¿Qué futuro ven los jóvenes para ellos, con qué oportunidades? ¿Qué tenemos que hacer hoy, para no robarles de esa posibilidad? En vez de pensar en grandes soluciones globales, tenemos que generar herramientas concretas a nivel local, la prohibición de la salmonicultura fue una, la protección de Península Mitre puede ser otra”; concluyó la activista De la Peña.