El titular de la consultora Ecotono detalló el origen del acuerdo, sus implicancias legales y técnicas, y el proceso de industrialización del gas fueguino para abastecer el mercado argentino con fertilizantes nitrogenados.
El consultor económico Federico Rayes analizó en profundidad el reciente convenio firmado entre la provincia de Tierra del Fuego y la empresa Tierra del Fuego Energía y Química S.A., de capitales chinos, que busca reactivar un proyecto largamente postergado de industrialización del gas fueguino para la producción de urea.
Rayes, en diálogo con FM Master’s, señaló que el convenio original “tiene más de 15 años de historia en los papeles”, pero avanzó poco en términos concretos. “Recientemente se da a conocer el nuevo convenio y tiene algunos claroscuros. No todo es perfecto ni todo es criticable, pero hay algunos puntos para prestar atención”, indicó.
Rayes propuso un abordaje multidimensional del tema: “Hay que conciliar varios enfoques. Una cuestión legal y jurídica muy fuerte, sobre todo por la trayectoria histórica de esta relación entre la provincia y la empresa china; un componente técnico muy relevante ligado a la producción de urea; y obviamente está el aspecto ligado exclusivamente a los negocios”.
Entre los aspectos positivos, subrayó que el nuevo convenio “permite ponerle fin a tantos años de una discusión abierta, de incertidumbre que trae un perjuicio para ambas partes, tanto para la provincia como para la empresa”.
Recordó que el litigio se originó cuando “la empresa china le adelantó, conforme estaba en el convenio celebrado en 2010, un monto de poco más de 30 millones de dólares a la provincia para obtener el gas y comenzar el proceso. La provincia nunca entregó el gas, simultáneamente la empresa nunca realizó las inversiones manifestando dificultades para importar los insumos, en resumen, ahí comienza el litigio que llega hasta nuestros días”.
Ese conflicto se mantuvo, explicó, “aunque no estuviera en los medios”, y fue judicializado en Tierra del Fuego: “El acuerdo estuvo firmado bajo ley argentina y sujeto a tribunales fueguinos, por lo tanto esto estaba en disputa acá en la provincia y en instancias del Superior Tribunal desde 2019”.
El nuevo convenio, precisó, “viene a dar por finalizado ese litigio. Las partes levantan la demanda contra la otra, se hacen cada uno cargo de sus costas judiciales y deciden reiniciar la vigencia del convenio originalmente firmado en 2010, con algunas salvedades”. “Obviamente esto tiene que pasar por la Legislatura, como lo hizo el convenio original de 2010, o sea que estos nuevos términos deberán ser refrendados o no, por los representantes de todos los fueguinos”, aclaró.
Para entender la dimensión del proyecto, Rayes ofreció una explicación detallada del producto que se busca fabricar. “La urea es un componente muy utilizado en la agricultura a nivel mundial”, señaló. “Cuando una región realiza producción agrícola extensiva, como las de soja y maíz, los suelos necesitan proveerse de tres compuestos que en la jerga se llaman NPK: nitrógeno, fósforo y potasio”, en tanto el principal aportante de nitrógeno en la industria es la urea.
Explicó que la urea es un commodity que se vende por tonelada y cotiza en los mercados mundiales. El principal productor mundial es China, pero también la produce Egipto, por ejemplo, desde donde Argentina ha importado mucho en estos últimos años. Remarcó que nuestro país “demanda aproximadamente dos millones de toneladas de urea por año. Poco más de la mitad la producimos nacionalmente y el resto la importamos”.
Rayes explicó que la mayor planta productora en el país, Profertil, que produce más o menos la mitad de lo que se consume en Argentina, industrializando el gas de Neuquén. Y detalló cómo se fabrica: “El principal componente que se utiliza para producir urea es el gas, primero porque se requiere mucha energía para el proceso productivo, y segundo porque también es la materia prima. La urea se produce en estado líquido o granulado”.
La oportunidad, según Rayes, radica en aprovechar el gas fueguino: “Surge la oportunidad de que la empresa china que se instalaba acá consumiese el gas de la cuenca fueguina para el proceso de producción”. La producción de máxima que está estimada más o menos podría proveer lo que Argentina actualmente está importando. Sostuvo que “la oportunidad está en producir para el mercado argentino. No se trataría de exportar, sino de reemplazar importaciones y abastecer el mercado interno”. “La urea tiene un precio internacional elevado, ronda los 350 dólares la tonelada. En el mercado interno se vende alrededor de los 450 dólares, porque hay que sumarle transporte, impuestos, y el costo argentino”, explicó.
Desde el punto de vista económico, aseguró que se trata de un negocio muy rentable: “La diferencia entre el precio que vos obtenés si vendés el gas crudo o si lo industrializás y producís la urea y la comercializás es enorme”.
Rayes también abordó el impacto laboral del proyecto, en cuanto a generación de puestos de trabajo: “Para una planta como la que se está proponiendo en Tierra del Fuego, que produciría hasta 800 mil toneladas de urea por año, sería una demanda directa de alrededor de 200 puestos de trabajo, más todos los indirectos que eso genera, más los asociados al proceso de inversión”.
Reconoció que la gran cuestión por la cual la provincia se está asociando con esta empresa china es la magnitud de la inversión necesaria: “Está más o menos calculada en varios cientos de millones de dólares que obviamente sólo un jugador grande lo puede afrontar”.
La cuestión sobre la que hay que prestar atención está en la dinámica del negocio, resaltó Rayes “tanto el precio al que la empresa adquiere el gas, como al que venderá la urea, dependen del marcado”. En un contexto donde la producción fueguina de gas esta en declive, el precio podría subir o generar costos adicionales que podrían hacer caer el negocio.
Actualmente la provincia produce, en promedio, 4 millones de m3 de gas por día. ”En su máximo nivel de producción, la empresa china podría demandar entre el 40 y 50% de lo producido provincialmente, debiendo disputar el gas crudo con el consumo local y lo que provincia exporta al continente”, resaltó.
Al respecto, el economista también hizo mención a las cláusulas del nuevo contrato, que podrían resultar perjudiciales para la provincia en el caso de que los 455 Millones de m3 de gas que la provincia le debe a la empresa, esta última los adquiera a un precio de mercado más elevado que el originalmente pautado en 2010, y ese costo recaiga directamente sobre las arcas del tesoro provincial.
“Otro de los puntos a atender es el ambiental”, resaltó Rayes. El proceso productivo de la urea consume grandes cantidades de agua que se presume serán aportadas por el Río Grande. En principios no traería problemas cuando el río venga con caudal; pero en las sequías estacionales podría ser un cuello de botella.
Finalmente, Federico Rayes subrayó que más allá de las discusiones legales o políticas sobre cómo se inició este vínculo comercial, el convenio ofrece una oportunidad de desarrollo si se concreta con transparencia y sin costos para el Estado: “Eso lo dejamos para una discusión jurídica, pero se requiere una enorme inversión para ingresar, y esa inversión hoy está sobre la mesa”.