El joven referente de CAME Joven y titular de Bio Pack relató cómo pasó de estudiar gastronomía en Buenos Aires a liderar un proyecto innovador en envases biodegradables, en Ushuaia con la Cámara de Comercio como aliada clave.
Federico Breden, cocinero de profesión y hoy coordinador nacional de CAME Joven, no imaginaba que su regreso a Ushuaia en 2019 marcaría el inicio de un camino como emprendedor. «Vine unos meses porque yo seguía mi vida de viaje y de cocina, una vida más bohemia», confesó en FM Master’s. Sin embargo, un producto innovador -envases de bagazo de caña de azúcar- lo llevó a fundar Bio Pack, una distribuidora de soluciones sustentables, en apenas tres meses. «El 2 de abril no tenía idea de lo que iba a hacer, y el 5 de junio ya existía Bio Pack», relató.
El salto no fue sencillo. Breden reconoció que su formación empresarial comenzó desde cero. «Parte de lo técnico lo aprendí en la Cámara de Comercio. Me acerqué preguntándome: ‘¿Para qué existe este lugar?'». Allí encontró capacitaciones gratuitas y un espacio de crecimiento. «Para mí pasó de ser absolutamente nada a ser un facilitador de herramientas», destacó, agradeciendo el apoyo de Claudia Fernández, titular de la Cámara, quien lo invitó a sumarse al Espacio de Jóvenes.
Con determinación, salió a vender su producto puerta a puerta. «Caminé la ciudad convencido de que era el futuro. Hoy mi ferretería es la mejor para mí, porque soy un convencido», afirma. Pero el camino exigió sacrificios: «Estaba solo. Me levantaba, vendía, facturaba, repartía y por las noches trabajaba en un restaurante».
Breden subrayó la importancia de reinvertir en el negocio: «El primer año y medio no cuentes con que te dará ganancias. Se llama capitalizar el negocio». Su visión ahora es clara: «El emprendedor es un héroe; el empresario, para muchos, el diablo. Hay que cambiar esa idea». Con una mezcla de pasión, formación y resiliencia, su historia refleja los desafíos y triunfos de los jóvenes que eligen emprender en Argentina.