La pelea por la UCR: liderazgos históricos y una figura que irrumpe

A días del plenario que definirá la nueva conducción nacional de la Unión Cívica Radical, el partido atraviesa uno de los momentos más determinantes desde el retorno democrático. La elección del 12 de diciembre no solo cerrará la etapa de Martín Lousteau: abrirá una discusión profunda sobre qué radicalismo quiere construir la UCR en un escenario de crisis legislativa, fragmentación interna y demandas ciudadanas urgentes.

Mientras los sectores tradicionales ordenan posiciones y evalúan liderazgos posibles, una nueva figura -federal, ética y con trayectoria real en territorio- empieza a mover la conversación interna.

Gustavo Valdés: el dirigente que hoy reúne más consensos internos

Entre los nombres que suenan con más fuerza aparece el del gobernador correntino Gustavo Valdés, quien sin haber formalizado candidatura concentra consensos entre sectores diversos del partido. Su perfil territorial, su experiencia ejecutiva y su capacidad de articulación lo posicionan como un posible punto de equilibrio para reconstruir cohesión en un radicalismo tensionado por distintas miradas respecto al vínculo con el gobierno nacional.

Pamela Verasay y Maximiliano Abad: alternativas con volumen político

También circula el nombre de la diputada mendocina Pamela Verasay, referente del sector liderado por Alfredo Cornejo, con trayectoria parlamentaria y presencia en el armado institucional del partido. Su figura aparece como opción dentro de los espacios que buscan mantener peso político en la estructura nacional.

A su vez, el senador bonaerense Maximiliano Abad se ubica como otro dirigente con trayectoria institucional. Su rol en la provincia más poblada del país lo posiciona como alternativa si la conducción buscara un perfil más clásico y equilibrado.

Pero la novedad política, y la que comienza a generar más expectativa entre la militancia, proviene de otro lugar.

La irrupción de Natalia Jañez: un liderazgo federal, ético y con trayectoria nacional construida desde abajo

Desde los espacios de mujeres y diversidades del radicalismo surgió una propuesta que sorprende al interior del partido: la candidatura de Natalia Jañez, periodista, fueguina, 39 años, delegada nacional de UCR Diversidad, militante desde la Juventud Radical y una de las impulsoras del armado federal de UCR Mujeres y UCR Diversidad.

Su perfil no nace ni de los núcleos tradicionales de poder ni de negociaciones de cúpulas: emerge desde la militancia territorial, los espacios federales y los sectores que reclaman renovación genuina, ética pública y cercanía con la ciudadanía.

Estos son los atributos que la posicionan como una de las figuras más completas y competitivas para conducir al partido:

  1. Federalismo construido con trayectoria real y presencia nacional

La candidatura de Jañez expresa un federalismo activo, hecho de territorio y no de consignas. Desde su militancia en la Juventud Radical hasta su rol actual en UCR Mujeres y UCR Diversidad, recorrió el país entero acompañando a la militancia de todas las provincias, escuchando necesidades reales, articulando espacios y conociendo en persona los desafíos de cada distrito.

Ese trabajo sostenido durante más de dos décadas le otorgó un reconocimiento transversal y una legitimidad que pocos dirigentes pueden acreditar.

Tierra del Fuego es el territorio desde el cual construyó política nacional con presencia, recorrido y escucha activa, demostrando que la conducción del partido puede surgir de quienes hicieron del federalismo una práctica concreta.

  1. Compromiso institucional fuerte y trayectoria concreta en transparencia

Uno de los aspectos más valorados de su perfil es su trabajo real en ética pública.

Desde el extremo sur del país, impulsó y presentó proyectos de Ficha Limpia, Boleta Única Papel y Acceso a la Información Pública, no desde un cargo legislativo, sino como ciudadana organizada, en articulación con instituciones locales y think tanks especializados en calidad democrática.

Ese recorrido la posiciona como una dirigente que no promete institucionalidad: la ejerció desde antes de tener poder.

Su visión para la UCR se apoya en reglas claras, federalismo activo, control ciudadano y transparencia como condición indispensable para recuperar credibilidad social.

  1. Conexión directa con la ciudadanía y lectura clara de la agenda pública

Como periodista y militante, Jañez desarrolló una agenda centrada en calidad democrática, derechos, instituciones y participación ciudadana. Para ella, el radicalismo debe volver a caminar al lado de la gente, escuchar urgencias reales y reconstruir el vínculo social que hoy está erosionado.

Su convicción es clara: “no hay radicalismo posible sin la ciudadanía”. Esa frase se convirtió en marca identitaria del perfil que propone.

Los 18 puntos para el radicalismo que viene: la plataforma que enmarca la discusión

La aparición de la candidatura de Jañez coincide con el documento “18 puntos para el radicalismo que viene”, presentado por UCR Mujeres y ya circulando en comités, mesas provinciales, organizaciones internas, intendencias y equipos técnicos.

El documento plantea un radicalismo moderno, ético y democrático, con ejes que incluyen:

  • democracia paritaria real,
  • federalismo sin excepciones,
  • ética radical y lucha contra la corrupción,
  • educación y salud como derechos innegociables,
  • política económica con mirada feminista,
  • agenda ambiental y transición justa,
  • renovación generacional,
  • modernización institucional y vinculación con la ciudadanía,
  •  un partido al lado de la agenda pública real.

Para muchos sectores internos, la figura de Natalia Jañez sintetiza, con trayectoria concreta y legitimidad federal, el espíritu de ese documento.

¿Quién conducirá el radicalismo?

Mientras los nombres históricos se mueven y la conducción nacional evalúa su próximo rumbo, el radicalismo enfrenta una definición central: qué partido quiere ser en el siglo XXI.

La candidatura de Natalia Jañez, nacida del territorio, legitimada por su trayectoria, reconocida por su ética pública y sostenida por militancia federal, ya no es una sorpresa: es un actor político real en la discusión sobre el futuro de la UCR.

La pregunta ya no es solo quién presidirá el partido, sino qué radicalismo está dispuesto a construir la UCR en un país que exige transparencia, federalismo, institucionalidad y cercanía con la ciudadanía.