Lucas Maglio, ingeniero en acuicultura y gerente de una empresa radicada en Neuquén, compartió la experiencia productiva desarrollada en el embalse de Piedra del Águila, destacó su impacto en empleo y producción y analizó las condiciones necesarias para un desarrollo acuícola sustentable.
Las definiciones fueron realizadas en una entrevista con El Delivery TDF, donde Maglio expuso los alcances de la acuicultura moderna, su evolución en la Patagonia y los requisitos técnicos que permitieron consolidar el proyecto que hoy lidera.
Un modelo productivo integrado
Desde la experiencia acumulada en la Patagonia norte, Lucas Maglio, gerente de Idris Patagonia, describió el modelo de producción integrado que desarrollan en el embalse de Piedra del Águila. “Es una empresa integrada verticalmente: comenzamos en la reproducción, con la importación de ovas desde el hemisferio norte, seguimos con la producción de levines, el engorde, el procesamiento y la comercialización. Llegamos directamente hasta los clientes”, explicó.
Impacto en producción y empleo
El impacto socioeconómico del proyecto, señaló, es significativo. “Este año cerramos con una cosecha de 9.200 toneladas brutas, con unas 570 personas contratadas en forma directa y alrededor de 200 de manera indirecta”, detalló. Para dimensionar el alcance, remarcó que se trata de una operación inserta en una localidad como Piedra del Águila, con poco más de 4.000 habitantes, donde “el impacto social es muy fuerte”.
Sustentabilidad y exigencias ambientales
Frente a los cuestionamientos ambientales que suele enfrentar el sector, Maglio sostuvo que la acuicultura puede desarrollarse de manera sostenible si se respetan estándares técnicos adecuados. “Si se realizan los estudios previos —batimetría, correntometría, niveles de oxígeno— y se hacen las cosas bien, la actividad puede sostenerse en el tiempo”, afirmó, y reconoció que la industria tuvo errores en el pasado que hoy funcionan como aprendizaje.
Genética, conocimiento y desarrollo gradual
Consultado sobre el potencial de otras regiones del sur, aclaró que su mirada no está puesta en el engorde masivo en zonas ambientalmente sensibles. “Hay lugares que no son adecuados para ese tipo de producción. En algunos casos, el valor está en trabajar con reproductores y genética, no en producir pescado para consumo”, señaló.
En ese sentido, sostuvo que la acuicultura no debe reducirse únicamente a la producción de filetes. “Es una actividad que también puede generar valor a partir del conocimiento, la investigación y la genética. Para eso, el primer paso siempre es hacer estudios serios y definir áreas aptas”, explicó, y consideró clave avanzar mediante unidades piloto antes de escalar proyectos.
Maglio cerró con una mirada global sobre el futuro del sector. “La única forma de sostener el consumo de proteína de origen acuático es con la acuicultura. Y según la FAO, existe uno de los mayores potenciales del mundo para producir peces en mar abierto”, concluyó.



